Rehabilitación del ictus en fases crónicas: ¿Es posible seguir mejorando? Los estudios actuales demuestran que la rehabilitación del ictus no solo es efectiva en las primeras fases (aguda y subaguda), sino que también puede generar mejoras significativas en la función del miembro superior parético, la marcha y la independencia funcional en la fase crónica.
¿Por qué la rehabilitación intensiva es clave en la recuperación del ictus?
Se ha comprobado que un tratamiento intensivo basado en altas dosis de rehabilitación (fisioterapia y terapia ocupacional) puede generar cambios clínicamente significativos, incluso en pacientes con ictus crónico.
Un enfoque de rehabilitación intensiva, con una duración de tres horas al día durante diez días laborables consecutivos, realizando una media de 320 repeticiones por actividad, ha demostrado mejorar tanto la marcha como la funcionalidad del miembro inferior afectado. Además, combinar estos ejercicios con tareas en el domicilio potencia aún más los resultados.
Barreras en la rehabilitación del ictus crónico
Las personas con ictus crónico suelen enfrentar desafíos que limitan su nivel de actividad, como:
- Inseguridad y miedo a caerse
- Dificultades de equilibrio
- Baja velocidad al caminar
Sin embargo, los estudios indican que quienes reciben una rehabilitación intensiva mejoran la confianza, reducen el uso de ayudas técnicas y aumentan la simetría del paso. Incluso pequeñas mejoras en la velocidad de la marcha pueden reducir el riesgo de discapacidad a largo plazo.
Neuroplasticidad y recuperación funcional después del ictus
A pesar de que los mayores cambios ocurren en los primeros meses tras un ictus, la neuroplasticidad y el aprendizaje motor no se detienen a los seis meses. Con una intervención adecuada y altas dosis de actividad, es posible seguir avanzando incluso un año o más después del ictus.
Por ello, es fundamental mantener un programa de rehabilitación continuo que no solo incluya sesiones en clínica, sino también ejercicios en el hogar, actividades deportivas, de ocio y en el entorno laboral.
Conclusión
La rehabilitación intensiva y guiada por profesionales es clave para la recuperación del ictus en cualquier fase, incluso en la crónica. Apostar por altas dosis de actividad y aprovechar la neuroplasticidad permite mejorar la función motora, la marcha y la calidad de vida de los pacientes a largo plazo.